domingo, 1 de julio de 2018

DIARIO DE UNA CALENTADA. DÍA 1: EL FÚTBOL SIEMPRE SE ABRE PASO

Alberto, boliviano, viene de Canada, apenas se acierda ya cuando compró los billetes de avión y a las dos de la mañana, en Moscú cumple su hora 46 sin oler una cama. Federica, noruega, a la que encontramos mientras tomamos el tercer calimocho en suelo de Munich tiene un nieto de 14 años que acaba de fichar por el Liverpool. Marcos y Josune se paran delante de un pantallón inmenso en Munich y despotrican de Mascherano camino del ansiado calor de las playas de Grecia. Con, María, chilena de corazón uruguayo me abrazo cuando vemos en una improvisada sala de visionado con un ordenador en la puerta de embarque de un avión como Cavani hace el 1-0 a Portugal.

Al final somos el penultimo escalón de una cadena que comienza en cualquier plaza, en cualquier calle, en cualquier descampado, somos los privilegiados de este juego, los que con un poco o mucho esfuerzo hemos podido pagar un viaje que nos permite ver a "22 millonarios detrás de una pelota" y una cosa me queda clara, allá donde haya una pelota, un montón de trapos atados en forma esferica, o algo similar a un balón; el fútbol, SIEMPRE, se abrirá paso.

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