ANDAR. Sin ton ni son, buscando un subterfugio que nos lleve a la victoria, fiando el gol a Dioni o dejando el penal definitivo a Antonio... Andar...Andar... Nunca caminar.
Como andamos mientras escribimos esto por la vereda del río y pensamos en como defender la temporada de Sergio Marcos, que uno tiene sus mimados, o intentamos entender el cambio de Julián Luque durante una temporada amputada, de imprescindible a chico del agua, de ahí a necesario y vuelta a la nada. Todo encaja, solo andamos.
Empezamos bien, como quien inicia un camino con un objetivo claro, con paso firme y a la primera piedra que encontramos todo se desmoronó, Rodas hizo una falta que no debía y entre una barrera mal colocada y un portero invisible el Sabadell se puso 0-1. Duro paseo para el que solo sale a andar.
Nos repusimos, poco después del descanso con una muy buena incursión de Kawaya que Héctor empujó a la red, porque tirarlo fuera era más complejo, pero volvimos a sestear y eso que éramos mejores, bastante mejores.
En esas estábamos cuando Menudo puso el 2-1 a nada del final ¿Caminábamos por fin?
NO, llegó el 92 y Leandro cantó, como quien sueña ser Palatsi salió por uvas y el Sabadell mandó el partido a la prórroga.
SIN PENA NI GLORIA así pasaron los 30' de añadido, nosotros mandábamos, Iván se fue a la calle y ellos tuvieron un par, teniamos más fuelle, pero ellos tenían una idea, tocaba volver a los once metros.
PENALTYS. Leandro miraba inquieto una botella de Lanjarón donde me juego un dedo que estaban los apuntes del lanzador y Mackay se fiaba de su "suerte" ¿Adivinan? Ganó el segundo, quizás, solo quizás, sabía caminar.
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